La transición a la nube lo ha cambiado todo. Ha cambiado el lugar donde se alojan las aplicaciones, y ha trasladado los activos digitales más valiosos y los datos sensibles de las empresas. El acceso se ha redefinido y los perímetros basados en firewalls son cosa del pasado. Ahora se requieren consideraciones especiales para los usuarios que trabajan desde cualquier lugar—tanto en dispositivos gestionados como no gestionados—así como para abordar el creciente Internet de las cosas (IoT). Además, los nuevos enfoques de confianza cero desbloquean un paradigma totalmente nuevo para proteger el acceso al reducir la superficie de ataque, eliminando el riesgo de movimiento lateral debido a credenciales comprometidas o vulnerabilidades de VPN. En consecuencia, esto ha cambiado la forma en que las organizaciones de todos los tamaños, en todos los sectores, emplean la seguridad para fortalecer su negocio y reducir el riesgo, mientras que al mismo tiempo buscan reducir los costos, ganar eficiencia y dar la bienvenida a una mayor agilidad.
En Netskope hemos visto esto de primera mano con el creciente interés en el Servicio de Seguridad en el Borde (SSE), que se vincula con el marco más amplio de SASE y la inevitable convergencia de las redes y la seguridad. Más allá de la mentalidad de seguridad y cumplimiento normativo del CISO, para los responsables de redes e infraestructura esto ha desencadenado una refactorización de cómo medir y garantizar el rendimiento para los usuarios y las aplicaciones, o lo que comúnmente se considera como "experiencia digital".